BCCCAP00000000000000000000751

83 es que las operaciones de~ alma unida son del Espiritu Divino, Y son divi– nas" (S III,2,8; cf. 2,9.16; 29,1.6.11). Vuelve a aparecer aqui, igual que en el texto anterior, una relación precisa entre fin y medio. El fin queda difuminado en segundo término: el háb'to de unión. El medio asoma bien per– filado en primer término; se distinguen dos elenentos; por un lado, la divi– nización de las potencias: pasan al término de Dios, que es sobrenatural, quedan transformadas en Dios, obran operaciones divinas; por otro lado, el agente de esta divinización: Dios, sefior de las potencias a través de su espiritu y voluntad, del Espiritu Divino 36 • Con esto hace ver que en la unión con Dios el dinamismo de las potencias espirituales queda absorbido en el dinamismo del Espíritu Santo. Así, analizando estas referencias pneumatológicas, llegamos a ver con claridad ya el carácter específico de la fuerza divina que actúa en la no– che: esta fuerza es el movimiento divino del Esoíritu Santo que introduce y transforma en Dios al hombre que se despoja de su propio movimiento, quedán– dose en profunda oscuridad. De esta forma, la noche, destino del hombre 36 Para ver en el espíritu de que se habla aquí al Espíritu Divino, al Espíritu Santo, hay que fijarse, ante todo, en la expresión "espíritu y voluntad" de Dios: el espíritu de Dios queda ligado a su voluntad, y la voluntad alude a su amor (la voluntad es la facultad del amor), y el amor es la operación del Espíritu Santo; hay que fijarse, además, en el tenor global del texto: en él se habla de las potencias del alma, cuyas operaciones que– dan transcendidas en la operación obrada por el Espíritu Santo. Otro texto muy próximo lo confirma: S II,29,1.6.11; comentándolo, dice E. Pacho: "es uno de los capítulos ded-icados de manera más directa al Espíritu Santo y a su acción en el alma. Debe confrontarse y compararse con lo que escribe el Santo en el Cántico y en la Llama, en especial en esta segunda obra, en la que aborda de manera más directa y completa la pneumatologia" Obras, p. 406. S II,29,6 habla de los dones del Espíritu Santo; esto no debe hacer pensar que lo que dice S II,29 de la acción ordinaria del Espíritu Santo en la noche debe ser entendido a la luz de la teologia de los dones corno hábitos complementarios de las virtudes teologales, pues "por lo general, no usa en sentido teológico técnico la expresión 'dones'" Jbidem, p. 409

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz