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81 es el estado de perfección, Y renacer en el Espíritu Santo en esta vida es tener un alma similísima a Dios en pureza, sin terer en sí alguna mezcla de imperfección; y así se puede hacer pura transformación por participación de unión, aunque no esencialmente" (S II,5,5). Pone la comparación del rayo de sol que da en la vidriera, y concluye: "así el alma es como esta vidriera, en la cual siempre está embistiendo o, por mejor decir, en ella está morando esta divina luz del ser de Dios por naturaleza .•. En dando lugar el alma, que es quitar de sí todo velo y mancha de criatura •.. , luego queda esclare– cida y transformada en Dios y le comunica (al alma) Dios su ser sobrenatural de tal manera, que parece el mismo Dios y tiene lo que tiene el mismo Dios ... Y el alma más parece Dios que alma, y aun es Dios por participación" (S II,5,6-7). Pone tambien la comparación de la visión de la imagen, y con– cluye: "De la misma manera podemos decir que se han las almas con Dios en esta ilustración y transformación" (S II,5,10). Asoma aquí una relación muy precisa entre fin y medio. El fin se es:larece cuando vemos conectados los distintos términos utilizados: ser hijos de Dios/ver el reino de Dios/estado de transformación/tener un alma similisima a la de Dios/esclarecimiento y transformación en Dios/comunicación por parte de Dios de su ser sobrenatu– ral/ser Dios por participación. El medio se esclarece también cuando vemos unidos los términos empleados; se distinguen dos grupos diferenciados: por un lado, ser nacido de Dios/renacencia por gracia/morir al hombre viejo– levantarse a lo sobrenatural/renacencia y filiación recibidas de Dios/quitar todo velo y mancha de criatura/tener la voluntad perfectamente unida a la de Dios/despojarse y desnudarse de todo lo que no es Dios; por otro lado, rena– cer en el Espíritu Santo; este último término hace posible la realidad a la

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