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75 Varias pistas parecen señalar que al hablar aquí del espíritu de Dios alude a la plenitud divina. Ante todo, el hecho de que vaya con minúscula, pues al utilizarlo para referirse a la tercera persona de la Trinidad lo escribe con mayúscula 29 . Además, la explicación precedente lleva a la mi~ma conclusión, pues no hemos visto que coloque en algún momento un elemento intermedio entre el alma y Dios 30 . Sin embargo, más adelante, pero en el mismo contexto, hace varias referencias al esp~ritu de Dios y a la experien– cia espiritual en las que parece aludir al Espíritu Santo y a su obra en el alma; estas referencias empujan a pensar que aquí también piensa en él. Nos fijamos, en primer lugar, en varias textos que hablan de forma más o menos explícita del espíritu de Dios. Explicando cómo el apetito de las cosas priva del espíritu de Dios· (S I,6,1; cf. 6,4), dice que "cuanto aquel apetito tiene de más entidad en el alma, tiene ella de menos capacidad para Dios, por cuanto no pueden caber dos contrarios ... en un sujeto ... ; y afición de Dios y afición de criatura son contrarios, y así no caben en una voluntad afición de criatura y afición de Dios. Porque, ¿qué tie~e que ver ritu puede significar el dinamismo vital; aplicado al hombre: el dinamismo de las potencias espirituales; aplicado a Dios: el Espíritu Santo. Puede significar también la sustancia por oposición a los accidentes o a lo super– ficial y periférico en general; referido al hombre: el centro del ser; refe– rido a Dios: Dios "en s1 , en su plenitud. Ambas series se interfieren: la plenitud de Dios sólo puede ser acogida en el Espíritu Santo que únicamente tiene cabida en el centro del ser al que se llega abandonando el dinamismo de las potencias espirituales. Cf. H. SANSON, fil__espíritu humano según san J~fill de---1ª- Cruz, pp. 48-61, 553-572; ~. HUOT DE LONGCHAMP, Lectures de Jean de la Croi~, pp. 37-81. 29 A1 menos asf ocurre en S II,5,5; 29,1.6.11; 30,4; III,2,8; 6,3; N I,13,11; II,4,2; 17,2; 20,4. Pero puede tratarse de errores de copia. 3 ºE1 análisis hecho en la primera sección nos ha permitido ver que en la superficie de la obra todo queda co1centrado en la relación entre Dios y el alma, en la que no llegan a interferir las referencias pneumatológicas.
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