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73 del dinamismo humano por un dinamisno divino conforme crece la oscuridad nocturna. Pero no hemos visto en la superficie de la obra en qué consiste especificamente la fuerza de este d~namismo divino sentida en la noche. En un segundo paso recogemos varios datos que dejan ver el carácter especifico de esta fuerza divina2e. Los datos van en la misma dirección 27 • a. Para justificar la noche activa del sentido, según hemos visto, pre– senta el daño causado al alma por el apetito de las cosas (S I,4-10). En esta presentación, según hemos visto también, no parece manejar más elemen– tos que los ofrecidos por la filosofia y la psicologia, corroborados "por autoridades de la Sagrada Escritura y por figuras" (S I,5,tit). Sin embargo, aunque muy de pasada, hace varias alusiones al Espiritu Santo que inciden profundamente en el contexto de la noche que les rodea (S I,5,2; cf. 5,3-4; 6,1-4; 7,3-4). Analizando estas alusiones pneumatológicas, empezamos a ver el carácter específico de la fuerza divina que actúa en la noche. 2°se trata de los datos sobre el Espíritu Santo. Pero estos datos apa– recen tan dispersos a lo largo de Subida y de No@_g que difícilmente dejan percibir una perspectiva pneumatológica en la comprensión de la noche. Con todo, atendiendo a la relación entre el Espíritu Santo y el dinamismo divi– no, eje de todo e· desarrollo de la noche, se descubre el carácter pneumato– lógico del camino nocturno. Porque este carácter de la obra sanjuanista "no se limita al ámb·to da lo considerado por el Santo como mistico, pasivo o sobrenatural. Hace ver cómo la vida espiritual en su integridad está presi– dida y animada por la acción misteriosa del Espíritu Santo. Lo importante para él es esta presencia continua y eficaz" E. PACHO, San Juan de la Cruz. Temas furi_darnentales, v. 1, p. 209. 2 7 Nos detene~os en los textos qJe más nos pueden iluminar en nuestra búsqueda. Estos textos aparecen en Subida agrupados en dos grandes bloques; el primero, con Lna cierta cohesión, en la justificación de la noche activa del sentido; de e.qui tomamos, como base, S I,5,2 y, como complemento, S I,5,3-4; 6,1-7.7; 7,3-4; cf. también S I,4,6; el segundo bloque, mucho más disperso, en la presentación de la purificación de las potencias espiritua– les; de aqui retenemos S II,5,5; III,2,8-9.16; cf. también S II,17,3.8: 29,1.6.11; 30,4; III,6,3; 24,6; 30,2. En Noche encontramos varios textos dispersos: N I,4,2; 13,11; II,4,2; 7,3; 17,2; 20,4.

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