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72 sólo se revela como noticia sutil y delicada2 4 • Lo dicho aquí queda confirmado y reforzado al ponerlo en relación con lo dicho más atrás. Aquí se habla de Jesucristo, del Hijo-Palabra humanado, en el que se revela el misterio de Dios, del Padre, como noticia sutil y deli– cada; allí se aludía a la noche como al destino del hombre vivido por Jesu– cristo. De esta forma, la noche es Jesucristo, que en su humanidad, en la oscuridad de su destino humano, revela el misterio del Padre 25 • B. La noche, ámbito del Espíritu Santo En el recorrido por la superficie hemos notado, ante todo, la fuerza divina que actúa en la noche; hemos apreciado, además, el cambio progresivo 2 4 Con Lucien-Marie de saint Joseph podemos decir que, aunque hay "une certain tension intérieure qui ne trouve pas de solution au plan de l'expre– ssion écrite" Le Christ dans la doctrine de saint Jean de la Croix, p. 277, no desaparece la mediación cristológica: "prendre les consignes de négation donnés par saint Jean de la Croix comme un absolu visant a atteindre un vide intégral, serait les fausser. Il faut les entendre corr.me destinées, au sein d'une affirmation jamais démentie, a faire dépasser les apparences histori– ques pour mieux atteindre le mystere qui vit au coeur de l'histoire humaine de Jésus comme au coeur de sa parole" jJ)idem, p. 278. "Et qu'on ne dise pas que c'est la une maniere d'évacuer la réalité humaine et historique du mys– tere du Christ, puisque lui-meme a mis en relation la manifestation de sa divinité avec sa mort sur la croix" ibídem, p. 279. 25 F. Ruiz parece indicar la relación que se da en S II,22 entre la noche, como destino de Jesucristo, y el Padre: "Mirando a Cristo encontramos la imagen, la palabra, la voluntad de Dios enmarcadas en la concreción de la historia humana ... Por otro lado, el punto de partida de ese mirar y escu– char son situaciones de la vida humana exigentes, oscuras, comprometidas. Cuando necesitas luz, o consuelo, o fortaleza, etc., pon los ojos en Cristo, que en el evangelio vive experiencias similares ... Eso que llamamos 'mirar' no se refiere solamente a la visión corporal, sino que incluye, sobre todo, la contemplación de fe y amor. Los rasgos humanos visibles de Cristo no revelan directamente su ser y condición de Hijo de Dios. Es una manifesta– ción privilegiada, pero siempre en las mediaciones. Por tanto, necesita, como las restantes mediaciones, la mirada teologal de fe y amor" Jesucristo: rostro humano de Dios, rostro divino del hombre, p. 81.

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