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65 Lo dicho en este texto se perfila al ponerlo en relación con lo dicho en los textos que acabamos de ver. En este texto la noche aparece como el Hijo en el que el Pajre se revela oscuramente a la Iglesia militante; en los precedentes asomaJa como el destino del hombre vivido por Jesucristo. Así, la noche es Jesucristo como revelación del Padre en la oscuridad de su des– tino humano1e. b. Al dar las orientaciones para entrar en la noche activa del espíritu ha hablado en :érminos antropológicos del movimiento al que debe quedar sometido el entendimiento (S II,8-32). Al examinar las líneas mayores de este movimiento, hemos dejado de lado la gran alusión que hace a Jesucristo por aparecer como una digresión que rompe la perspectiva antropológica adop– tada (S II,22,3-6). Con todo, no podemos pasar por alto esta alusión que deja ver con clar·dad el aspecto del carácter cristológico de la noche que cuyo objeto es la Palabra, el Hijo de Dios contemplado en plenitud; en este caso, la ciencia tcomo acto terreno de ver) se identificaría con la fe y tendría también como objeto la Palabra, el Hijo de Dios contemplado oscura– mente; pero el término sabiduría puede aludir igualmente a la Palabra, al Hijo de Dios (como objeto celeste de la visión) accesible en el acto de la visión beatífica, que lo contempla plenamente; en e,;te caso, la ciencia (como objeto terrestre de la visión) se identificaría con la Palabra, el Hijo de Dios, y se haría accesible en el acto de fe que lo contempla en la oscuridad. El tenor global del texto parece empujar a esta segunda interpre– tación. 16 F. Ruiz ha señalado esta relación entre la noche, como destino de Jesucristo, y el Padre: "En su ser y condición de Cristo-hombre, Jesucristo no es solamente ura realidad, sino también una revelación. El Hijo de Dios se encarna para hacer humanamente perceptible el rostro y la palabra de Dios. Mirada, gestos, palabras de Cristo son manifestaciones personales y directas de Dios. De este modo, en Cristo-hombre se manifiesta, no solamente el Verbo, sino la Trinidad por entero y toda la economía de la salvación" Jesucristo: rostrc humano de Dios, rostro divino del hombre, p. 77. ·san Juan de la Cruz ha recalcado la manifestación de Dios en Cristo por vía de expresiones sensoriales: Jesucristo es el rostro de Dios y es su palabra. Este lenguaje incluye el plano del espíritu y el de la fe" ibidem, 79.

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