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58 b. Tratando de fundamentar la noche activa del espíritu, ha acudido al testimonio de Jesucristo recogido en la Escritura (S II,7). Hemos visto que esta fundamentación cristológica no tiene incidencia en la descripción an– tropológica de la noche que ha ido haciendo en la sección a la que pertene– ce. Sin embargo, una lectura más atenta del texto nos hace ver su conexión profunda con el contexto de la noche que le rodea. Volviendo ahora sobre él acabamos de ver con toda claridad el aspecto del carácter cristológico de la noche que asomaba en el texto precedente 7 • Para que los espirituales "no se maravillen del vacío y desnudez en que en esta noche" quedan las potencias del alma (S II,7,1), presenta la expe– riencia nocturna como el camino de Jesucristo. En primer lugar, lo hace basándose en su invitación a seguirlo, que re– pite en una instrucci6n apasionada (S II,7,2-8). Abriendo la instrucción coloca Mt 7,14, donde "nuestro Salvador dijo de este camino... : '¡Cuán an– gosta es la puerta y estrecho el camino que guía a la vida, y pocos son los que lo hallan!'" (S II,7,2). A continuación identifica implícitamente la puerta y el camino con Cristo, e indica que aluden respectivamente a las noches del sentido y del espíritu, "en que sólo Dios se busca y se granjea· (S II,7,3). Cerrando la instrucción pone Jn 14,6 y 10,9, donde se afirma que Cristo "es 'el camino, la verdad y la vida, y ninguno viene al Padre sino por él', según el mismo dice ... Y en otra parte dice: 'Yo soy la puerta; por 7 En este sentido hay que decir que S II,7 pone "los cimientos, no sola– mente de Subida, sino igualmente de la Noche oscura" F. RUIZ, Obras, p. 223. Con todo, hay que tener en cuenta que S II,7 sólo recoge un aspecto de la cristología sanjuanista, que debe ser completado por otros distintos; cf. F. RUIZ, Introducción a san Juan de la Cruz, p. 371; E. PACHO, Obras, p. 272. Así, pues, sólo parcialmente pone los cimientos de ~ubida y Noche.
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