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13 implfcitos, en el fondo de la obra; la búsqueda esta vez resulta provechosa, porque se alcanza a ver, subyacente, una explicación de las piezas de la es-. tructura interna del poema que tiene en cuenta los puntos de referencia ofrecidos por este óltimo, puntos que, como decimos, dejan entrever una gran riqueza de contenidos; con esto, se llega a descubrir que los comentarios, en el fondo, desbrozan y aclaran en toda su potencia la figura del amor noc– turno dibujada en el poema. Se hace así un segundo acercamiento a la expe– riencia de Dios actualizada en esta figura. Pero no se llega muy lejos con el lenguaje conceptual de los comentarios: este lenguaje inicia en esta experiencia religiosa, introduciendo poco a poco en ella, pero no permite vivenciarla de forma unitaria, abarcándola en su totalidad. Esto sólo puede hacerlo el lenguaje simbólico del poema, y nada más que con quien se ha ido abriendo progresivamente a esta experiencia. En la tercera ..Q.fil:t~, tercera etapa del camino, se toma, pues, de nuevo el poema. Se vuelve a analizar su estructura interna con ayuda de las explica– ciones ofrecidas por los comentarios; con esto, se llega a ver enteramente desarrollada la figura de la aventura amorosa de la noche oscura dibujada en el poema; se hace así el tercer y Ql~imo acercamiento a la experiencia teo– logal de Dios actualizada en esta figura. El lenguaje simbólico produce así todo su fruto: despierta y remueve la conciencia de quien se ha abierto a esta experiencia religiosa y le hace revivirla unitariamente, abarcándola en su totalidad. En la conclusión, una vez desentrañada la experiencia sanjuanista de Dios a lo largo de este camino de lectura, se entresacan los presupuestos que la han hecho posible, no suficientemente destacados al primer contacto; y se