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99 Asf, viendo a Jesucristo unido al hombre que busca a Dios, se descubre la presencia del Padre en la noche: al acogerlo por el Espíritu Santo en la oscuridad humana, Jesucristo lo ha hecho presente en ella. En Jesucristo y con él el hombre va por el Espíritu Santo al Fadre 50 • Nos colocamos ahora en la dirección que va de Dios al hombre. Vemos que Jesucristo ha vivido su destino de cruz, desnudez y muerte, "sujeto" al Padre, "sujetado por (su) amor" (S II,22,6), como Hijo obediente (S II,22,3- 5), fiel a su condición de Palabra suya (S II,22,3.5). Jesucristo se ha entregado de esta forma al destino ~ue el Padre ha querido vivir por su medio: un destino que le llevara hasta la oscuridad humana. Entregándose a este destino, Jesucristo ha cumplido la voluntad del Padre: en él y con él el Padre ha alcanzado la oscuridad del hombre. Así, viendo a Jesucristo entregado a este Dios en busca del hombre, se revela también la presencia del Padre en la noche: al hundirse en la oscuridad humana por voluntad del 50 Es la linea "ascendente" de la que hablan los estudios sanjuanistas, fijándose sobre todo en S I,13; II,7 y CB 37-39; cf. F. GARCIA MUÑOZ, Cris– tolosi.Lde san Juan de la Cruz, pp. 155-274; S. GATTG, La comunione con Dio j_o._CristQ, pp. 153-160; GIOVANNA DELLA CROCE, !,J;)_Christ chez saint Jean de _1ª.___Qroi x, pp. 123, 137-· 136; 2.ru -tec;~z ione a11 a .J:lª-.SS ione e marte di Cristo j_n san Giovanni della Crece, pp. 23i-237; LUCIEN-MARIE DE SAINT JOSEPH, Le Christ dans la doctrine_de_saint Jean de la Croix, pp. 243-270; E. PACHO, San Juan de la C_ruz. Temas fundamentales, v. 1, pp. 204-206; F. RUIZ, Intro– ducción a san Juan de la cruz, pp. 368-369; Místico y Maestro, pp.127-129. Con todo, frente a la mayoría de estos autores que destacan en las obras sanjuanistas el retorno del Verbo encarnado desde el hombre hasta el Padre, aquí nos fijamos en el carácter humano del destino en el que Jesucristo se entrega a Dios, tal como aparece en el fondo de Subida. Damos así con una vfa para resolver la dificultad encontrada para superar una visión morali– zante de la imitación: en vez de fijarnos en que nace de la contemplación, como algunos de los estudios mencionados, ·dejando así desdibujado lo ocurri– do en ella, la vemos como participación en el destino histórico de Jesucris– to entregado al Padre; salvamos de esta forma el carácter especifico de la imitación. Hemos indicado (cf. nota 4E, p. 250) que en Subida y Noche sólo en esta dirección ascendente aparece la función del Espíritu Santo.
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