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98 Nos colocamos, primero, en la dirección que va del hombre a Dios. Vemos a Jesucristo sufriendo un destino de cruz (S I,5,8), de desnudez (S I,6,1), de muerte "a lo sensitivo" (S II,7,10) y a lo espiritual, hasta quedar "aniqui– lado en todo; conviene a saber: acerca de la reputación de los hombres ... ; y acerca de la naturaleza ... ; acerca del amparo y consuelo espiritual del Padre .•. quedando así aniquilado y resuelto así como en nada" (S I,7,11). Jesucristo ha asumido de esta forma el destino que el hombre está llamado a vivir, sin poderlo conseguir por sí mismo: un destino de renuncia al dina– mismo espiritual con el que crea su propio Dios, siempre finito, y de aper– tura al dinamismo divino del Espíritu Santo que le permita acoger a "Dios en sí", en su infinitud misteriosa. Asumiendo este destino, Jesucristo lo ha hecho posible para el hombre que se le una: en él y con él el hombre puede renunciar a su Dios finito y acoger por el Espíritu Santo al Padre infinito. ción intérior en los escritos de san Juan de la Crut, p. 347; J. D. Gaitán, por el Gontrário, désq~bré la realidad trinitaria de Dios; cf. San Juan .de la Cruz y su "Dichos·a ventura" pp. 512-513; F. Urbina ve ambos aspectos, aunqúe encue~ntra más destacado el primero; cf. La persona humana en san Juan de la C·ruz, p. 349. En cuanto a lo segundo, teocentrismo o cristocentrisri\o, hay autores que achacan a san Juan de la Cruz falta de perspectiva cristóló– gica: DIONISIO DE SAN JOSE, Sentido teocéntrico del sistema de san Juan de la Cruz en MteCar 50 (1949) 55-64; BASILIO DE SAN PABLO, La espiritualidad de san Pablo de la Cruz, Madrid, 1961; o la tendencia a olvidar a Cristo: K. RAHNER, Eterna significación de la humanidad de Jesús para nuestra relación con Dios en Escritos de Teología, v. 3, Madrid, 1961, p. 54; con todo, la mayoría de los autores ve en las obras de san Juan de la cruz un claro cris– tocentrismo; "lo relativamente dificil es concretar la forma y la extensión de este cristocentrismo" GERARDO DE LOS SAGRADOS CORAZONES, Puntos de pro– pedeútica al tema Jesucristo en la vida espiritual según san Juan de la Cruz, p. 257; así, no hay acuerdo a la hora de determinar si, en la formula– ción sistemática, domina la perspectiva cristocéntrica o teocéntrica, la mistica de Cristo o la de Dios; GERARDO DE LOS SAGRADOS CORAZONES, o. c., pp. 16-21, y J. a C. PETERS, Función de Cristo en la mística, p. 508, hacen ver que esta problemática es ajena a san Juan de la Cruz. Ciñéndonos a Subi– da y Noche, vemos que en su superficie difílmente se perciben las perspecti– vas trinitaria y cristol6gica; con todo, en el fondo se dejan ver con bas– tante claridad; cf. F. RUIZ, Introducción a san Juan de la Cruz, pp. 382.

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