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opres10n por la que atraviesan nuestros indígenas, como por la "toma" de sus tierras, el avasallamiento de su cultura y de su persona, exigen de los misioneros una actitud comprometida en defensa de los derechos humanos de las etnias. La ley de misiones y los estatutos son totalmente obsoletos y nadie se ha planteado en serio su revisión. La Iglesia tampoco quiere aceptar que los Vicariatos Apostólicos podrían convertirse, a estas alturas, en diócesis como las demás, siempre que, dentro de ellas, la presencia entre los indígenas fuese bien estudiada, pastoralmente hablando. Al cumplirse cien años de la restauración de la Orden en Venezuela los capuchinos van a celebrar un capítulo extraordinario para evaluar su presencia en el país y para asumir el riesgo de nuevos compromisos que llevarán consigo cambios de mentalidad, de actividades tal vez, de formas de presencia. 8 1