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Venezuela puede llevar a oabo la "nueva evangelización", los capuchinos no pueden rehuir, sin más, este medio de trabajo. Pero tampoco pueden limitarse a estar presentes en estos campos como cualquier sacerdote o cualquier congregación. - Cuando los indígenas han llegado a una toma de conciencia de su situación y a una mayoría de edad, no pueden los capuchinos seguir al frente de unas etnias que necesitan valerse por sí mismas, sin proteccionismo ni limosnerismos. - Cuando el futuro de la Orden en el país depende de la implantación de la misma, mediante el cultivo de las vocaciones nativas, no pueden los capuchinos descuidar la promoción y la formación de nuevos miembros. La historia larga de su presencia en Venezuela es un buen punto de partida para la renovación de la Orden, pero no puede nunca ser asidero para detenerse en un pasado glorioso. 3. Desafíos Como a toda la iglesia en Venezuela y como a todas las congregaciones religiosas las circunstancias por las que atraviesa el país, la idiosincrasia del pueblo, la iglesia con la que se cuenta, les lanzan nuevos desafíos. A los capuchinos, en concreto, les interpelan los siguientes hechos: 1. Una fraternidad para En la raíz del carisma franciscano-capuchino la fraternidad, junto con la minoridad y la pobreza, son los pilares fundamentales. Somos una Orden de hermanos. Pero la fraternidad ha sido entendida muchas veces como un círculo vicioso: acepto y convivo armoniosamente con el hermano para sentirnos bien él y yo. Y no para realizarnos los dos como seres humanos y como apóstoles en el seno del mundo y de la iglesia. Muchas veces se entiende que la fraternidad es de puertas adentrq de las casas religiosas. Y por eso se piensa que cuando los religiosos se llevan bien, tienen muchos actos juntos y revisan su vida en común, la vida religiosa es perfecta. Se piensa poco en que la fraternidad de puertas adentro es el ambiente de acogida, respeto y valoración que el individuo debe 78

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