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comisiona al Dr. D. José Manuel Alegría para que viaJe a España en busca de nuevos m1S1oneros. Cumplió satisfactoriamente su comisión y en julio de 1.842 llegaban a Cumaná los primeros misioneros, seguidos por otros el año cuarenta y tres. Vienen luego las intrigas de A. Leocadio Guzmán que logran inutilizar las provechosas disposiciones legales y obstaculizar la labor de los misioneros, que optan por irse a otras naciones o dedicarse a labores parroquiales, imposibilitados de llegar a los indígenas. Siguen forcejeos e intrigas por solucionar indígena pero siempre surgen algunos opositores neutralizar todos los esfuerzos tendientes a ello. la cuestión que logran Sin embargo la necesidad de solucionar este problema sigue pesando en la conciencia de los mejores venezolanos. En la administración del Dr. Raimundo Andueza Palazios el Ejecutivo dicta una resolución con la que se comisiona al Sr. Arzobispo de Caracas Dr. Críspulo Uzcátegui para traer misioneros capuchinos españoles que se encarguen de la evangelización de los indígenas. Con este trabajo misional se debe tratar también de atraerlos pacíficamente a la vida nacional. El P. General de los Capuchinos determina que se encargue de esta evangelización los Capuchinos de la Provincia del Sagrado Corazón de Jesús de Castilla. Para lograr esto el Sr. Arzobispo se entrevista en Lecároz con el P. Joaquín de Llevaneras, Provincia del Castilla, que inmediatamente pone a su disposición ocho religiosos, no cincuenta como el Sr. Arzobispo deseaba. Viene al frente de ellos el P. Francisco de Amorebieta, de ellos son dos sacerdotes, tres coristas y tres Hermanos no clérigos. El nueve de diciembre de l. 891 llegan a Caracas donde se les hace un solemne recibimiento en · la catedral. De momento se hospedaron en las habitaciones que la Tercera Orden de San Francisco tenía sobre la sacristía de este templo. Algunos fueron a residir a la Pastora con el P. Olegario de Barcelona, superviviente de los capuchinos llegados con el Dr. Alegría. Allí se ordenaron de sacerdotes los tres coristas. Hasta 1.892, después de haber residido precariamente en las habitaciones de la Iglesia de La Merced, se dispersan por otras ciudades hasta que ese año el Sr. Arzobispo de Caracas les entrega la lglesia de Las Mercedes, que empiezan a reparar igual que el 1 7

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