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Afortunadamente la peste cesó y los religiosos que en este tiempo se emplearon en el servicio de los apestados se dedicaron unos a predicar por los pueblos del interior y otros se dirigieron a su misión de Cumanacoa o a los Llanos a poblar a los indios guamonteyes, para lo que habían sido solicitados al Consejo de Indias. Los PP. Carabantes y Tauste recorrieron en sus predicaciones ambulantes y misiones populares Barquisimeto, Valencia, Trujillo, el Tocuyo, Maracaibo y otras poblaciones de menor importancia. Entre tanto se levanta nueva tempestad contra los capuchinos: sus interpelaciones a la vida cristiana desarreglada no a todos les agradaban; se buscaron pretextos y con calumnias solapadas encubiertas de celo por el bien de la gente se recurrió a la Corte contra ellos. Pero a las calumnias contradijeron los hechos a todos palpables y las cartas comendaticias de gobernadores y cabildos. Con todo los religiosos estaban dispuestos a reembarcarse para sus conventos como algunos pretendía para no ser objeto de sus reconvenciones. El Consejo autoriza a los PP. Tauste y Frías para que viajen a la patria a informar sobre la realidad. Sus informes fidedignos coinciden con las cartas de Caracas. El Consejo, desenmarañada la madeja, les manda regresar a su misión llevando otros religiosos para reforzarla. El Consejo autoriza a los PP. Tauste y Frías para que v1a3en a la patria a informar sobre la realidad. Sus informes fidedignos coinciden con las cartas de Caracas. El Consejo, desenmarañada la madeja, les manda regresar a su misión · llevando otros religiosos para reforzarla. Recobrada la calma, los misioneros siguen su labor evangelizadora avanzando su apostolado hacia las distintas tribus, que poco a poco aceptan el Mensaje y se agrupan en poblados que van surgiendo en los lugares más convenientes para la agricultura y la ganadería. No faltaron roces con los encomenderos y otros que trataban de aprovecharse indebidamente de los indígenas. También tuvieron que sufrir los m1s10neros de parte de los caribes, coaligados con los franceses que los instigaban, y destruyeron varios: pueblos misionales. No faltaron roces con los encomenderos y otros que trataban de aprovecharse indebidamente de los indígenas. También tuvieron 1O

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