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Para evitar que Fr. Francisco Consejo de Indias esta región. inconvenientes, los misioneros determinaron viajara a España, expusiera la situación ante el y obtuviese los debidos permisos para seguir en Fr. Francisco aceptó el encargo y se puso en viaJe; pero al llegar a La Guaira enfermó de gravedad y falleció. En cambio, sí llegaron las acusaciones contra los religiosos a la Corte, y tal diligencia pusieron los adversarios que el 31 de diciembre del año 1.651 el Rey expedía una Cédula por la que se ordenaba a los religiosos Capuchinos que represaran a España. Esta Cédula la trajo el nuevo Gobernador de Cumaná y se la comunicó a los religiosos el 1 O de noviembre. Ante ella los misioneros, aunque con tristezas y frustración, se dispusieron a embarcar. La decepción y duelo fue general entre los indígenas, que reclamaban entristecidos a los religiosos que no los abandonasen, después de haberlos reunido y enseñado tantas cosas buenas. El P. Magallón le preguntó a uno de los jefes más alborotados: ¿por qué hacéis esas señales de duelo?, y, muy airado, le contestó: "Porque vosotros no tocáis mujeres ni quitáis cosa a los indios". La avaricia de unos, el despotismo de otros y la ligereza de costumbres, vicios a los que los misioneros se opusieron con tesón desde el primer momento, dio al traste prematuramente con aquella misión que tan bien había comenzado. H.- O T R A V E Z A C U M A N A Con la llegada de los m1s10neros a la Corte coinciden cartas del Cabildo de Nueva Barcelona y del Gobernador ponderando la labor de los Capuchinos entre los indígenas y el bien general para toda la región. El P.· Magallón, sin desanimarse por lo sucedido, presenta un memorial al Consejo. Pero en la Corte hay demasiadas intrigas, y quier~n ·dar la razón a todos, y con frecuencia a ninguno, como sucedía en esta ocasión en que se dividieron los votos de los •· Consejeros. 6

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