BCCCAP00000000000000000000749

que hacerse antes, antes ... En aquella hora, ya estará todo decidido. Y no es mal medio para ir poniéndolo todo en regla, el acordarse frecuen– temente de que «aquello» tiene que venir. -¿Qué epitafio escribiría para su tumba? Castroviejo.-Que me despierten a las ocho. Querido doctor: me imagino que su respuesta es tan sólo humorística, y quiere dar a entender su arraigada costumbre de levantarse puntual– mente, para, puntualmente, empezar el trabajo de cada día... Está bien; esto puede servir de lección. Pero no se moleste usted en encargar tal epitafio. Con epitafio o sin él, le despertarán. A la hora del «último día», que marque el re– loj de Dios. Y el toque de despetar será tal, que nadie de– jará de oírlo. Y entonces usted no tendrá que ponerse a cu– rar ojos enfermos. Unos gozarán de potencia vi– sual tan maravillosa, que podrán contemplar de frente al mismo Dios; otros, en cambio, se abri– rán tan irremediablemente averiados, que no ha– brá oftalmólogo capaz de proporcionarles cura– ción, ni aun alivio. Yo le deseo a usted, que tantos ojos ha rehe– cho o mejorado, que pueda contemplar allí lo que ahora ningún ojo puede ver. Y espero que así sea, porque sus respuestas indican que no va por mal camino. Con sinceri– dad y gozo se lo digo: en cuanto a sensatez y fondo cristiano, creo que merece usted casi un sobresaliente. 91

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz