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Si buscas hacerlo bien, soportarlo bien, con tu intención puesta en Dios, ya estás en la excel– sa tarea de desagraviarle a El. -Ayudar a tus hermanos pecadores - Transformarte a ti mismo. Pero no te contentes con el bastante de lo que forzosamente hay que hacer y soportar cada día: vete a un más de generosidad. Y para eso se te dice: «Salga usted al encuen– tro de algo que represente sacrificio: dejar ese cigarrillo, aguantar a ese pelma, renunciar a esa copa, molestarse por ése que no lo merece ... Ofrézcalo todo con espíritu reparador por los que no cumplen con Dios». La historia de todos éstos que no cumplen, es siempre la del «Pródigo»: al principio, all right -libertad y disfrute sin trabas-; después, el hambre, los puercos, la vaciedad y la mugre Es decir, soledad, fracaso, ruinas ... La restau– ración tiene que empezar por el arrepentimiento y la expiación. Y luego hay que ir entrando en el todo: aña– dir a lo que la vida da o exige, las obras y prác– ticas que mejor cultiven en nosotros el vivir para Dios, en contacto directo, o a través de los pró– jimos. ¡Gran empresa! ¡Nunca haremos lo bastante en ella! Y el hombre que la descuida, se queda en bien pobre hombre. 76