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CURA DE SOL. T AMBIEN en invierno podemos calentarnos al sol. Concha Espina, la novelista de pro, es– cribió hace años para «A B C» un articulito lleno de la mejor caridad. «Por los ambages del solitario paseo una mu– chacha se me adelantó. Era rubia, delgada, lucía al aire el cabello, y por el tipo elegante se la hubiera podido suponer vecina de una casa de los alrededores ... Se sentó en su banco; y cuan– do se creyó no observada, levantó su cara des– cubierta hacia el sol. «Quedé entonces sobrecogida de lástima y de asombro: en el semblante de la joven hahía he– cho presa la enfermedad, y la pobre mujer que– ría remediarla con los rayos solares, la medicina moderna. «Avida y triste, recelosa, acechando los sende– ros, la pobre niña quería bañar su daño en el puro refrigerio de la luz. Con tal ansia se alza- 31

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