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se aplica de verdad a ser mejor por dentro y ha– cia fuera. A ti te lo declaro, amigo X, para que se enteren muchos: tu primer esfuerzo serio para reformar– te a ti mismo será también tu primera aportación seria a la reforma del mundo. No clames por la mejora de los demás, mien– tras no veas que has empezado a mejorar tú! ¡Y hay tarea para rato! No digo que, para actuar, aguardes a sentirte perfecto, sino que seriamente procures ir tú por delante con lo que piensas exi– gir a los demás. Sería hipócrita la actitud de EXIGIR, sin EXI– GIRTE. Muy hipócrita, el pedir que de1;1 otros lo que tú no eres capaz de dar. Dices que hay que denunciar abusos: ¡muy bien!, con tal que no te quedes en eso... Es mu– cho más fácil denunciar abusos que no abusar cuando se presenta la ocasión. Y más fácil protestar que rendir. Derribar estructuras está más al alcance de to– dos que levantar otras nuevas. Todos pueden criticar, muy pocos están para construir. Vociferar contra los defectos en las cosas que se hacen, es de muchísimo menos mérito que po– nerse a hacer cosas sin defectos. Digo esto para las manadas de tipos que se creen «figuras», sólo porque están siempre «en la oposición», denunciando lo que anda mal. Nunca he visto que la fecundidad de una vida venga por el simple criticar... ; es el esfuerzo en el plano per– sonal y la colaboración con los otros, lo único que lleva a valiosos resultados. 151