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humear se vaya quedando en llama. Que es preci– samente cuando la juventud se hace «otra edad». Lo que hacen los jóvenes, ¿no suele valorarse más por lo que promete, que por su efectivo y actual contenido? «Si ahora hace esto -decimos-, ¿qué será cuando llegue a plena sazón?» En fin, que el destino de la juventud es desem– bocar, rematarse. Y no conviene alardear dema– siado de juventud, ni instalarse en la propia de cada uno como si fuese «la verdadera», «la defi– nitiva», porque «hasta ahora, nada» ... Desde su típica mesa, y desde su actitud más típica, decía hace años «el orador insólito» del diario «Arriba»: -En este mismo momento acaba de nacer el niño que a ustedes, queridos jóvenes revoluciona– rios, les colocará algún día la etiqueta de reaccio– narios. Y otra cosa muy importante: por honda afini– dad, la juventud es amiga de la ola; pero precisa– mente lo que más necesita la juventud es afir– marse con resolución sobre la roca. 128