BCCCAP00000000000000000000749
do. Respiran mal los pulmones. Y respiran peor los espíritus. ¡Hay que salir al campo! Y mejor, si es posi– ble, a la Sierra, a la Montaña. Los aires de altura tonifican: son puros, con aroma de pinares o de hayedos, con esencias de humildes plantas olo– rosas, que se refugian, o se afinan, en las cum– bres. A estos aires de altura os invito, lectores. Vues– tro espíritu corre peligro en la jungla de asfal– to ... , que por otra parte no podéis abandonar. Pero también desde ella -aunque procurando no ser de ella- se puede respirar bien. Sólo hace falta abrir el alma hacia arriba: de arriba viene siempre el soplo de Dios. Y yo quisiera ayudaros a recibirlo. Releed el título que encabeza estas líneas: ¿no os parece bonito? ¡Ventalle de cedros! No es mío; se en– cuentra en un verso de San Juan de la Cruz: « Y el ventalle de cedros aire daba». Un abanico de cedros -¡maravilloso!- sólo puede dar aires de altura, porque el cedro es árbol de cumbres, de las tan señeras cuanto celebradas cumbres del Líbano. ¡Dios se sirva de lo que vais a leer como de un ventalle de cedros que oree y tonifique vues– tros espíritus! 11
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz