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EN BUSCA DE SABIDURIA D E las cuatro estaciones del año, esta del oto– ño es la del sosiego y la madurez. ¡Tiempo propicio a la reflexión! Viendo el misterio de las cosas que pasan..., parece que se entra más fácilmente por los caminos de la sabiduría. Hasta para las lecturas parece que influye, y no poco, el aire de las estaciones. Si la primavera es tiempo propicio para adentrarse por obras de {<creación» -poesía-, el otoño invita especial– mente a libros de pensamiento, y es quizá en esta sazón cuando mejor se asimilan o entienden. Hay en el variopinto conjunto de escritos que componen la Biblia un grupo de especiales carac– terísticas que yo me atrevería a designar como libros «de otoño», porque responden precisamen– te a esta necesidad de meditar sobre el misterio de las cosas, tan fugaces, que es meditar también sobre el misterio de nuestra propia situación y destino. Son los libros llamados «Sapienciales». 114