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- «Desgraciado aquél, que pone su fe en el hombre y hace de la carne su apoyo, mientras aparta del Señor su corazón: será corno un cardo en el desierto, al que de poco sirve la llegada del buen tiempo ... - »Dichoso aquel que pone su confianza en el Señor y de El hace su esperanza: será como un árbol plantado al borde de la co– rriente... ; aunque vengan los calores, su follaje no perderá verdor; y en los años de sequía, seguirá dando fruto» (Jr 17, 5-8). * * * El cristiano -sacerdote- no muy firme en la fe, «acomplejado por la aparente ineficacia de su .aparta del Señor· su. corazó:rr: acción ante un mundo materializado, avanza ha– cia el 'diálogo', ocultando todo lo posible: la cruz, los valores espirituales, las exigencias de la re– nuncia cristiana ... ; y al mismo tiempo, se aproxi– ma todo lo que puede al borde abismal de los sentidos: minimiza el sacrificio voluntario, pone en tela de juicio los valores del celibato, tiende a la exaltación de la sexualidad, considera sólo la .,.,.ertiente sociológica de la pobreza, ignora la li– bertad radical que envuelve una auténtica actitud de obediencia... »En una palabra, para él, el 'diálogo' se con– vierte en una progresiva 'cesión' ... » (Justo Mul– lor). 102