BCCCAP00000000000000000000748

lo perdonaran y volvieran al convento; así lo hicieron. Después se comportó con los herma– nos como un padre. Más tarde, los ciudadanos introdujeron a los hermanos en la parte de la ciudad donde todavía residen. COLOQUIO V Pureza de vida de los primeros hermanos 2'7. Los hermanos de aquel tiempo, poseyendo las primicias del lEsph:itu (Rm 8,23), servían al Señor, no impulsados por leyes humanas, sino según la libre in– clinación de su religiosidad, contentos con la sola Regla y los poquísimos estatutos que habían sido publicados en el mismo año de la aprobación de la Regla. Y esta fue la primera constitución que hizo san Francisco des– pués de la promulgación de la Regla bulada, como dijo el hermano Alberto de Pisa, de santa memoria: que los hermanos no debían comer en compañía de seglares, a no ser tres bocados de carne por respeto a la prescrip– ción del Evangelio 21 , porque se corría el rumor de que los hermanos pecaban de avidez en el comer. Ellos tenían la costumbre de guardar silencio hasta la hora de Tercia; eran tan asiduos en la oración, que apenas se podía encontrar alguna hora de la noche en la que no estuviese alguno en oración en el "orato– rio". En las principales fiestas del año cantaban con 21 Le 10,8; cfr. lR 3,13; 2R 3,14. 95

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz