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Entraron también en la Orden algunos caballeros: Ricardo Gubiun, Egidio de Merk, Tomás, español, y En– rique de Walpole; a propósito de la entrada de este últi– mo, el Rey dijo: "Si hubieras sido más prudente en acep– tar a los hermanos y no hubieras buscado privilegios a expensas' de otros hombres, y sobre todo, si. no te hubie– ras mostrado importuno mendigando, habrías podido dominar sobre los príncipes". COLOQUIO IV Fundación de los conventos 21. Después, como creciera el número de los her– manos y se divulgara la fama de su santidad, creció también, a su vez, la devoción de los fieles, que les bus– caron habitaciones convenientes. En Canterbury, el se– ñor Alejandro, maestro del hospital de los sacerdotes, les dio un pequeño terreno y construyó una capilla su– ficiente para las necesidades de aquel tiempo; y como los hermanos no quisieron aceptar ninguna propiedad, la ciudad se constituyó en dueña y concedía el uso a los hermanos a voluntad 20 • Llegaron a ser sus sustentado– res particularmente el señor Simón de Langton, arce– diano de Canterbury y el señor Enrique de Sandwich y 20 Fieles al precepto taxativo de la Regla (c. 6) que prohi– be todo tipo de propiedad, los hermanos aceptaron esta casa solamente para su uso. Lo que llegaría a ser después una larga y áspera polémica, es resuelto ahora simplemente dejando la pro– piedad de los bienes dados a los hermanos a la autoridad civil de la ciudad. 91

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