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ble la amputación del pie enfermo. Pero cuando se trajo el cuchillo y se descubrió el pie, salió pus que dio alguna esperanza de curación; y, por este motivo se postergó para otra oportunidad la dura sentencia. Entonces, el hermano Salomón se adhirió a una esperanza cierta, a saber, que si fuese conducido a la tumba de san Eloy 17 recuperaría el uso del pie y la salud. Por este motivo, cuando vino el hermano Agnelo, ordenó que sin demora se condujese al hermano Salomón a ultramar de l!:l, ma– nera más cómoda. Así se hizo, y su fe no fue defraudada; se restableció tan bien que pudo caminar sin bastón y celebrar la Misa, y llegó a ser guardián de Londres y confesor de toda la ciudad. Sin embargo, como había su– plicado al dulcísimo Jesús purificarlo de sus pecados en esta vida, le envió la gota que le afectó la columna ver– tebral, hasta el punto que se puso rígida y curva; le vino también una hidropesía infecciosa y hemorroides con pérdid!:1 de sangre que le atormentaron hasta la muerte. Al final, la víspera del día en que retornó al dulce Jesús, éste envió a su corazón una tristeza cuya causa ignoraba, a tal punto que pensó que todos los do– lores que había soportado no eran nada en compara– ción con esta angustia. Llamó entonces a tres herma– nos con quienes tenía mayor intimidad y les explicó la agonía de su alma y les suplicó orar intensamente por él. Y mientras los hermanos perseverab9,n juntos en la oración, se le apareció el dulcísimo Jesús en compañía del ap5stol Pedro y se detuvo ante su lecho mirándolo. De pronto, el hermano Salomón reconoció al Salvador y gritó: "Ten piedad de mí, Señor, ten piedad de mí" (Sal 11 Que era venerada en Noyon. San Eloy, patrono de ios orfebres y de tantas otras categorías de trabajadores de diversos metales, también era invocado contra enfermedades crónicas, úl- ceras, etc. , 85

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