BCCCAP00000000000000000000748

con tanta alegría y jovialidad en la cocina junto al fue– go, que cada uno se alegraba de arrebatar fraternalmen– te al vecino la taza para beber. La misma cosa sucedió en Sherwsbury cuando los hermanos llegaron allí. El anciano hermano Martino, que fue el primero en llegar a aquel lugar, recuerda con gozo aquella costumbre. 8. En aquellos días los hermanos estaban tan preo– cupados de no contraer deudas, que lo hacían sólo en casos de extrema necesidad. Sucedió que el hermano Agnelo quiso conocer las cuentas de los hermanos de Londres, en tiempos en que era guardián el hermano Salomón. Quería saber cuánto habían gastado durante el año; y, encontrando que habían gastado demasiado, si bien los hermanos tenían un tenor de vida bastante modesto, arrojó al suelo los registros y facturas, y, gol– peándose el rostro, exclamó: "¡Ay de mí, me han enga– ñado!", y ya no quiso volver a ver las cuentas. Sucedió asimismo que un día llegaron dos hermanos muy can– sados a un convento de la Orden; en vista de que falta– ba la cerveza, el guardián, por consejo de los ancianos, mandó buscar un jarro a crédito; pero los hermanos del convento, que hacían compañía a los huéspedes, no be– bieron, simulando solamente beber por caridad. 9. Adición. Antes de la constitución definitiva de la Orden, los hermanos acostumbraban reunirse cada día para la conversación y para beber jun– tos, los que querían 9 , y cada día hacían el capí- 9 Los términos "collatio" y "collationem facere" ya han apa– recido en esta narración en todas las acepciones posibles: "Con– versación", "coloquio", es el título mismo de estas colecciones 79·

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz