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El cuarto fue el hermano Guillermo de Ashby, to– davía novicio, con caparán 4 , inglés, joven de edad e in– gresado en la Orden hacía poco tiempo. Este, en los di– versos cargos que ocupó durante largo tiempo, dejándo– se guiar por el espíritu de Jesucristo con una constancia notable, dio ejemplos de humildad y pobreza, de cari– dad y dulzura, de obediencia y paciencia y de toda per– fección. Cuando el hermano Gregario, ministro de Fran– cia, le preguntó si quería ir a Inglaterra, respondió que no sabía si quería. Como se admirase el ministro de aquella respuesta, el hermano Guillermo replicó que no sabía si quería o no porque su voluntad no era suya sino del ministro: de allí que quería todo lo que el ministro quería que él quisiera. El hermano Guillermo de Notting– ham atestiguó de él que era muy obediente. Cuando el miministro le pidió que escogiera el lugar de residencia, respondió que le agradaría al máximo el lugar que al mi– nistro placiere asignarle. 5. Y como en su modo de tratar con todos estaba particularmente dotado de una grand'sima ama– bilidad, atrajo la simpatía de numerosos segla– res a la Orden; además, llevó a personas bien preparadas, de diversas condiciones, edad y ofi– cios, al camino de la salvación y demostró en mu– chas ocasiones que el dulce Jesús sabe hacer co– sas maravillosas y vencer a los gigantes con los saltamontes (Nm 13,33). Este, sufriendo ásperas tentaciones carnales, por celo de pureza se castró; debió entonces recu– rrir al Papa, quien después de haberlo reconveni- 4 Caparán,. largo capucho prescrito por la Regla, como dis– tintivo de los novicios ( IR 2,8; 2R 2,10). 76

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