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hermanos de sus respectivas naciones con los que acon– sejarse. Pero como la curia romana se detuvo por largo tiempo en Lyon, hubo que volver a enviar a dos herma– nos a sus provincias. En aquel tiempo, los hermanos fueron sometidos a muchas vejaciones por parte de Federico, que había sido depuesto del imperio en el Concilio de Lyon. En muchas provincias algunos fueron expulsados con gran confu– sión, muchos fueron encarcelados y algunos, incluso, ase– sinados; y el motivo fue que permanecieron virilmente como hijos para con su santa madre, en la obediencia a los mandatos de la Iglesia, cosa que ningún otro reli– gi.oso se atrevió a hacer, salvo los hermanos menores. 74. En aquel tiempo, el arzobispo de Maguncia, Sigfrido 118 , se mostró muy hostil a los hermanos me– nores. 75. En el año del Señor 1247, el hermano Godofre– do, ministro de Sajonia, que había dirigido la provin– cia durante tres años y algunos meses, fue relevado en el Capítulo general de Lyon, y fue elegido vicario el her– mano Conrado de Brunswich, lector de teología en Hil– desheim, quien, después, en el Capítulo de Halle, cele– brado el día de la Natividad de la bienaventurada Virgen María, fue elegido ministro de Sajonia y confirmado en la fiesta de san Martín 119 • Rigió la provincia en la paz que la habían dejado sus predecesores, con disciplina y austeridad, con gran us Sigfrido de Eppenstein. No está claro a qué se refiere el hermano Jordán; quizás sea a la expulsión de todo el clero, in– cluidos los religiosos, de la ciudad de Erfurt. También en el de– cenio anterior, especialmente entre 1231-1235, con motivo del pro• ceso y de la canonización de santa Isabel, habían estado en con– flicto, iguaimente con la Sede Apostólica por parte de Sigfrido. 119 11 de noviembre. 71

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