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decidido perseguidor y castigador de la desobediencia obstinada, que el hermano obstinadamente desobedien– te, incluso después del castigo, difícilmente volvía a ob– tener sus favores. De hecho, consideraba la desobedien– cia del hermano como un mal tan enorme y la obedien– cia como un bien tan grande, que mostraba con hechos y palabras que los hermanos debían obedecer sencilla– mente en cualquier circunstancia. 50. En el año del Señor 1226, el día 4 de octubre, el primer fundador de la Orden de los hermanos meno– res, el dichoso padre Francisco, voló al Señor, en Santa María de la Porciúncula. Y si bien el feliz y bienaventu– rado padre Francisco, había deseado ser sepultado en aquella i.glesia, la gente del lugar y los ciudadanos de Asís, temiendo que, con motivo de los prodigios que Dios se había dignado obrar por medio de él, tanto en vida como después de muerto, los Perusinos viniesen a raptarlo con violencia, lo trasladaron y sepultaron con honor cerca de los muros de Asís, en la iglesia de San Jorge, donde había aprendido de niño los primeros ru– dimentos de la lengua y donde más tarde había predi– cado por primera vez 91 • Después de la muerte del bienaventurado Francis– co, el hermano Elías, que era su vicario, envió a toda la Orden cartas de consuelo a los hermanos turbados por la muerte de tan gran padre, anunciando a todos y cada uno que, tal como el bienaventurado Francisco le había mandado, bendecía a todos de su parte y les absolvía de toda culpa. Además, informaba sobre las llagas y otros milagros que, después de su muerte, el Altísimo se 91 Cfr. lC 23. Para la fecha de la muerte, cfr. lC 88, nota l. 58

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