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taran al señor obispo Conrado 80 , gran predicador y teó– logo, y fueron recibidos por él con gran solemnidad. Y este obispo, habiendo convocado al clero de su ciudad, hizo predicar a Juan de Pian del Cárpine, primer cus– todio de Sajonia, delante de la multitud de clérigos. Acabado el sermón, el señor obispo, recomendando al hermano Juan y a los hermanos de la Orden a su clero y a su puebio, les concedió la facultad de predicar y es– cuchar las confesiones en su diócesis. Y, en verdad, mu– chos fueron movidos a la penitencia por la predicación y el ejemplo de los hermanos, y entraron en la Orden. Uno de éstos fue Bernardo, hijo del conde de Poppenbur– go, canónigo de la catedral; otro fue Alberto, maestro de niños y hombre de letras; un tal Ludolfo y un soldado. Pero desgraciadamente se produjo en aquella ciudad una turbación a causa de la salida de la Orden de algu– nos hermanos, y el favor del pueblo disminuyó hasta el punto que les ofrecían la limosna con evidente despecho y cuando mendigaban les daban la limosna casi sin mi– rarles. Muy pronto, sin embargo, con la ayuda de la providencia de Dios, el favor extinguido renació y el pue– blo volvió a amar a los hermanos, como lo había hecho antes. 36. En el año del Señor 1223, el hermano Juan de Pian del Cárpine, queriendo difundir la Orden, envió a algunos hermanos escogidos a Hildesheim, Brunswich, Magdeburgo y Halbertstadt. 37. En el año del Señor 1224 se celebró el Capítulo en Würzburgo, el día de la Asunción de la bienaventu– rada Virgen 8 1, al que fueron convocados los custodios, so Conrado II (1221-1246), el maestro de Cesáreo de Spira, ya recordado; cfr. n. 9, nota 26. s1 15 de agosto. 49

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