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26. En el año del Señor 1222, el hermano Cesáreo había recibido ya a tal cantidad de hermanos, tanto clé– rigos como laicos, que, convocando a los hermanos de la ciudad vecina, celebró en Worms el primer Capítulo pro– vincial. Y como el lugar donde los hermanos se habían dado cita era tan estrecho y no apto para las celebracio– nes y para la predicación, debido a tanta multitud, si– guiendo el conS'ejo del obispo 69 y de los canónigos, se reunieron en la catedral. Los canónigos se redujeron a uno de los coros y dejaron el otro a los hermanos. Celebrando, pues, la Misa un hermano de la Orden y cantando a cuál mejor, recitaron con maravillosa solem– nidad el oficio divino a dos coros 70 • 27. El hermano Cesáreo envió a dos hermanos de entre los participantes de este Capítulo con una carta para los hermanos que moraban en Salzburgo 71 , y que no habían ido al Capítulo, para que, si querían, fueran a verle. Por cierto, éstos, que se habían consagrado total– mente a la obediencia, hasta el punto de no querer ha– cer nada por su propia voluntad, se sintieron no poco turbados a causa de la condición expresada en la carta, es decir, "si quieren venir", y dijeron: "Vamos y pre– guntémosle por qué nos escribió así, ya que no quere– mos sino lo que él quiera". Se pusieron, pues, en camino, y entraron en una región con la intención de matar el hambre. Mendigan– do de dos en dos por el pueblo, oían responder en ale- 69 Enrique II de Saarbrücken. 70 Esto fue posible porque la catedral de Worms, construida en 1180. tiene dos ábsides. 71 Esto es Jordán de Giano, Abraham, Constantino y algunos otros recién entrados. 44

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