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chas hermanos, al saber que los hermanos hacían la apología de ellos, y viendo que se gloriaban de su mar– tirio, como era el más grande aborrecedor de sí mismo y desdeñada la alabanza y la gloria de los hombres, re– chazó tal leyenda y prohibió su lectura diciendo: "Que cada uno se gloríe de su propio martirio y no del de los demás" 23 • Y de esta manera toda aquella primera m1s1on no consiguió nada, tal vez porque aún no había llegado el momento de enviarla ya que "cada cosa tiene su tiempo señalado por el cielo" 24 • 9. El hermano Elías por su parte, fue nombrado ministro provincial de los territorios de ultramar por el bienaventurado Francisco 25 • Por medio de su predicación, un clérigo, llamado Cesáreo, fue recibido en la Orden. Este Cesáreo, un alemán nacido en Spira, subdiácono, había sido discípulo en teología del maestro Conrado de Spira, predicador de la cruzada y más tarde obispo de Hildesheim 26 • Cuando todavía era seglar, fue un gran predicador e imitador de la evangélica perfección. En vista de que en su ciudad algunas señoras acudían a su predicación con un hábito humilde, después de ha– ber dejado todos sus vestidos, sus maridos lo quisieron 23 Cfr. Admoniciones, VI. 24 Cfr. Qo 8,6. 25 De Asís o Cortona (1180-1253). Aparecerá otras veces en el relato. Personaje discutido ya en las fuentes, pero de grandes dotes. Fue nombrado ministro provincial de Siria desde 1217 a 1221. 26 Conrado de Spira enseñó teología en París y Maguncia. Predicó la cruzada contra los Albigenses. Enseguida fue nom– brado obispo de Hildcsheim, prov. de Hannover, en 1221. Murió en 1246. 26

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