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Recordamos haberles dirigido nuestras cartas 6 en favor de los dilectos hijos, los hermanos de la Orden de los hermanos menores 7 , a fin de que los consideraran como recomendados, en la luz del divino Amor. Pero, como nos ha sido referido, algunos de entre ustedes, como si tuvieran una conciencia dudosa con respecto a esta Orden, no encontrando, sin embargo, en ellos razón de sospecha, como hemos oído de otros a quienes podemos conceder plena fe, no les permiten per– manecer en sus diócesis, si bien, por el solo hecho de que les hayamos dirigido cartas nuestras, no se debería pen– sar nada de inconveniente respecto a ellos. Por tal motivo queremos que sea notificado a todos ustedes que nosotros consideramos su Orden entre las aprobadas y reconocemos a los hermanos de esta Orden como católicos y adictos [a la Iglesia romana] 8 • Por consiguiente, hemos considerado amonestarles y exhortarles enviándoles notificación mediante cartas apostólicas, de lo que ordenamos: a saber, que los admi– tan en sus diócesis como hombres verdaderamente fie- 6 Se refiere a la carta enviada a todos los obispos: la bula "Cum dilecti", y quizás a otras cartas enviadas a Iglesias parti– culares de Francia: a los obispos de París y de Scns. Cfr. BF, I, p. 5, nota e. 7 Nótese cómo la curia romana ya usa, también para los hermanos menores, el término preciso: Orden. s Los términos usados para aclarar la identidad de los her– manos menores, son los mismos de la bula "Cum dilecti": "de approbatis", una Orden entre las aprobadas; "catholicos et devo– tos (fideles )", verdaderamente católicos y ligados por obedien– cia a la Sede Apostólica; "religiosos ex religione", es decir, reli– giosos. 253

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