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14. Hemos podido ver a aquél que es el primer fun– dador y el maestro de esta Orden 15 , al cual obedecen to– dos los demás como a su superior general: un hombre simple e iletrado, pero querido por Dios y los hombres, de nombre hermano Francisco 16 • Estaba repleto de tal exceso de amor y de fervor de espíritu que, llegándose al ejército cristiano, acampado delante de Damieta, en tierra de Egipto, quiso ir, intrépido y provisto solamente del escudo de la fe, al campamento del Sultán de Egipto. A los Sarracenos que lo habían tomado prisionero junto al camino, les repetía: "Soy cristiano; llévenme ante su señor". Cuando fue conducido ante él, observando el aspecto de aquel hombre de Dios, la bestia cruel se sin– tió transformada en un hombre manso, y durante va– rios días lo escuchó con mucha atención, mientras pre– dicaba a Cristo delante de él y de los suyos. Después, cogido por el temor de que alguno de los suyos se dejara convertir al Señor por la eficacia de sus palabras, y pa– sara al ejército cristiano, lo hizo devolver con honor y protección a nuestro campo; y al despedirlo, le pidió: "Ruega por mí, para que Dios se digne mostrarme cuál ley y fe le es más grata". 15. Añadamos que todos los Sarracenos están es– cuchando a los predichos hermanos menores mientras libremente anuncian la fe de Cristo y la doctrina evan– gélica, pero sólo hasta cuando, en su predicación, co- 1s " ... primum huius orctinis fundatorem et magistrum". La palabra "primum" podría también ser entendida como adver– bio, y entonces significaría que esta era la primera vez que Ja– cobo veía a Francisco. 16 Así aparece en la edic. crítica de Hinnebusch, que en una nota adelanta la hipótesis de un error paleográfico: Francinum, por Francicum o Francigenum. Cfr. The Historia Occidentalis of Jacques de Vitry, Fribourg, 1972, p. 161 y la nota respectiva. 240
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