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migos, y durante muchos días predicó a los Sarracenos la palabra de Dios, aunque sin mucho fruto. Pero el Sultán, rey de Egipto, le rogó en secreto, que orara por él al Señor para que, según la divina inspiración, pudie– ra adherir a aquella religión que más agradara a Dios. 3. Pasaron a formar parte de esta Orden religiosa, Colín el Inglés, nuestro clérigo, y dos de nuestros cola– boradores, a saber el maestro Miguel y Don Mateo, al que había encomendado la parroquia de la Santa Cruz. A duras penas logré detener al Chantre (Juan de Cam– brai), Enrique (mayordomo) y algunos otros ... C) La Orden y la predicación de los hermanos menores; ele la "Historia Occidentalis", l. II, c. 32 10 .l. Existían hasta ahora tres Ordenes religiosas: ermitaños, monjes y canónigos; pero el Señor quiso que la cuadratura del fundamento de los que viven según una Regla fuese establecida de manera acabada en su solidez, y por este motivo agregó, en estos días, una cuar– ta institución religiosa, la belleza de una nueva Orden, fa santidad de una nueva Regla. 10 "De Ordine et predicationc fratrum minorum" en H. Boehmer, Analekten, op. cit., pp. 102-106. Este capítulo 32, dada la materia, se considera como perte– neciente a la Historia occidentalis de la obra del Vitriacense; ha– bría sido escrito antes de la derrota de los cruzados en Damieta, que sucedió el 8 de septiembre de 1221. Así se puede deducir del Prólogo. El autor demuestra conocer la Regla no bulada y la legislación incipiente. Muy importante son los detalles acerca de la presencia de Francisco entre las tropas cruzadas y ante el Sultán, pero de interés aún mayor es el énfasis sobre la vida evangélica y apostólica de los primeros hermanos, en conformi– dad con las directivas de Francisco. 235
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