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ción 6 • Y luego se dispersan durante todo el año por Lom– bardía, Toscana, Apulia y Sicilia. No hacía mucho que el hermano Nicolás, compatriota del señor Papa, hom– bre santo y devoto, había dejado la Curia y se había re– tirado entre ellos; pero como era muy necesario al Papa, fue reclamado por él. · Por mi parte, estimo que el Señor, antes del fin del mundo, quiere salvar muchas almas por medio de estos hombre simples y pobres, para avergonzar a los prela– dos, que son como perros mudos incapaces de ladrar (Is 56,10). 12. Finalmente dejé la ciudad de Perusa y me puse en camino hacia Génova. . . (continúa con la descrip– ción del viaje, de la ciudad, de la espera y de todos los preparativos en la nave expresamente equipada y minu– ciosamente aprovechada en todas sus posibilidades, para concluir con el augurio de un próspero viaje). B) Carta de 1220 sobre la toma de Damieta, desde Damieta 7 Luego de haber narrado los pormenores de la mila– grosa toma de Damieta, que había quedado casi desie1·ta 6 Es la famosa institución de los Capítulos generales, cuyo significado más profundo capta el autor. 7 De esta Carta de Dainieta relatamos sólamente los pasa– jes que se refieren a la Orden franciscana. Hemos seguido el texto de Huygens, Lettres de Jacques de Vitry, Leiden 19ó0, pp. 123-133, que en el encabezamiento de la carta señala destinatarios distintos: el papa Honorio, el maestro Juan de Nivella, la abade– sa del monasterio de Aywieres; lo que significa que Jacobo de Vitry mandaba hacer más copias de la misma carta y las envia– ba a las diversas personas, cambiando solamente el encabeza– miento. 233

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