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mingo después de la elección fue consagrado como Su– mo Pontífice. 5. Después, al domingo siguiente (31 de julio), yo recibí la consagración episcopal. . . (habla de la fami– liaridad del Papa con él, de los continuos coloquios y de fas facultades obtenidas, particularmente la de poder predicar en todas partes; pasa después a hablar de los preparativos de la expedición a Acre). G. 7. Habiendo frecuentado durante algún tiempo la Curia, encontré bastantes cosas contrarias a mi espíri– tu. Estaban todos tan ocupados en las cosas temporales y mundanas, en cuestiones de reyes y de reinos, en liti– gi.os y procesos, que apenas permitían que se hablara de algún asunto de carácter espiritual. 8. Sin embargo, encontr§ en aquellas regiones un motivo de consuelo. Muchas personas de ambos sexos, ricos y seglares, abandonaban el mundo, dejándolo todo por Cristo. Se llaman hermanos :menores, y hermanas menores. Son tenidos en gran reverencia por el señor Papa y por los cardenales. No se ocupan en absoluto de cosas temporales, sino que trab1,jan todos los días con ansias ardientes y vehe– mente solicitud para sustraer a las vanidades munda– nas las almas que están a punto de perecer y llevárselas consigo. Y por la gracia de Dios han producido ya fruto abundante y se han ganado a muchos, ya que quien los 231

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