BCCCAP00000000000000000000748

la respuesta para todo. Cosas maravillosas decía de la curia celestial, es decir de la gloria del paraíso y cosas terribles de las penas del infierno. Era oriundo de la provincia de Provenza, de estatu– ra media, de piel más bien oscura. Era un hombre espi– ritual en sumo grado, tanto que se habría creído ver en él a otro Pablo o a otro Eliseo. Lo que el Eclesiástico dice de Eliseo en el capítulo 48, se puede también repetir de él: En sus días no fue zru:audeado por príncipe, y no pudo dominarle nadie. Nadie pudo sujetar su espíritu (Si 48,12-13). Y, en efecto, hablaba con la misma desenvoltura tanto en consistorio ante del Papa y los cardenales, co– mo con los niños reunidos para jugar, y esto tanto en Lyon, como antes cuando la curia estaba en Roma. To– dos temblaban cuando lo oían, como el junco en el agua ... (pp. 324-325) 56 • 56 Sigue un típico discurso -es difícil saber qué es lo que pertenece a Rugo y Jo que se debe a Saiimbene- pronunciado ante los cardenales, que lo habían interpelado con ánimo entre curioso y despectivo: ¿Qué rumores causa este hombre? Y él había respondido enumerar:;do todos los vicios de los cardenales: nepotismo, comodidad, lujo, etc., cosas que provocaban, éstas sí, muchos rumores. Pero lo había podido hacer tras la garantía del Papa quien lo habría deiado hablar, cuanto le dictaba el espí– ritu, sin interrumpirlo. Todo esto, asegura Salimbene: "ocurrió en la ciudad de Lyon, en el consistorio de Inocencio IV, en pre– sencia de los cardenales de la curia romana que querían oírle algur,a charla y muchas cosas futuras. Y yo lo oí tal como lo he descrito"; v después vuelve a tomar ele extremo a extremo toda la narración, aprovechando la ocasión para imaginar una con– versación, en la que él es también actor, llena de cultura bíbíica (pp. 331-334). 216

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz