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predicación. Era el año 1207 46 • A partir de entonces, tanto los cardenales como los papas amaron con todas sus fuei·zas a la Orden del bienaventurado Francisco, re– conociendo y constatando con sus propios ojos que los hermanos menores son de gran utilidad para la Iglesia y enviados para la salvación (pp. 421-422) 47 • 35. Autorizados para confesar Téngase en cuenta que 1os hermanos menores tu– vieron del papa Gregorio IX el privilegio de poder escu– char las confesiones. El hermano Buenaventura, cuan– do era ministro general, preguntó al papa Alejandro IV si le parecía que los hermanos pudieran confesar; y él le respondió: "Más bien, quiero firmemente que confiesen. Te contaré el ejemplo de una burla horrible. . . (p. 591): Y por eso quiero firmemente que los hermanos meno– res, con mi responsabilidad y licencia, escuchen las con– fesiones de los seglares" (p. 593) ... Y loablemente actuó el papa Martín IV cuando concedió a los hermanos me– nores el óptimo privilegio de poder libremente predicar y escuchar las confesiones, no obstante que en su Regla se diga que "los hermanos no prediquen en la diócesis de un obispo cuando éste se lo haya prohibido" ... (pp. 595-596). 4 6 Casi al final de la Crónica, Salimbene repite una vez más: "En el mismo año (1207) el bienaventurado Francisco inició la Orden de los hermanos menores; era el año décimo del pontifi– cado de Inocencio III. Y vivió en esta Orden durante 20 años completos"' (p. 850). 4 7 El mismo concepto es expresado en p. 639: "Observa que en el Antiguo Testamento Dios envió a los profetas en ayuda del rey y de los pontífices del pueblo judío; así, en el Nuevo Tes– tamentos, han sido dados los religiosos, que predican por la paz de la Iglesia y del imperio. . . Están diputados de manera especial para este fin los hermanos menores y los predicadores. 204

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