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que el Papa pronunció en aquella ocasión sobre este te– ma: Desiderio desideravi hoc Pasha, etc. (Le 22,15). Con ansia he deseado comer esta Pascua con ustedes; y leí atentamente todos los decretos que fueron promulgados. Uno de ellos establecía que de ahora en adelante no na– ciera ninguna Orden mendicante más 42 • Pero, por la ne– gligencia de los prelados, esta constitución no fue obser– vada. Al contrario, cuantos quieren se ponen un capu– cho y se van a mendigar, gloriándose de haber fundado una nueva Orden. Sobrevino una gran confusión en el mundo, porque los seglares se ven gravados y para aque– llos que se afanan con la palabra y el estudio, y para quienes el Señor estableció que vivan del Evangelio ( 1 Co 9,14), no hay suficientes limosnas ... (p. 31) 4 3. 42 Recordando más tarde el concilio de Lyon de 1274, en el que Gregorio X suprimió las nuevas Ordenes mendicantes, en– tre eilas los "Saccati" y los Apóstoles, Salimbene refiere comple– tamente el decreto de Inocencio III: "Parn que la demasiada di– versidad de las Ordenes no sea de gran confusión para la Igle– sia, prohibimos firmemente que alguno invente nuevas Ordenes. Mas, quien quiera abrazar la vida religiosa, escoja una de las Ordenes ya aprobadas. Del mismo modo quien quiera fundar una nueva casa religiosa, escoja una Regla e Instituto entre los ya anrobados ... " (p. 713). 43 En otro pasaje, confrontando directamente la Orden de los Apóstoles v los hermanos menores y predicadores, Salímbene insiste en proclamar que tienen derecho a vivir del Evangelio sola– mente aquellos que compensan con el apostolado de la palabra cuanto piden como limosna. Los hermanos menores tienen este derecho porque se dedican a la predicación y al estudio. Esta es una convicción que tiene una parte notable en el duro juicio, a veces desdeñoso. de Salimbene sobre los hermanos laicos. Acep– ta la evolución de la Orden hacia el clericalismo y ya no entiende la mendicidad como ejercicio de minoridad y de compartir la vida con los más pobres, como la entendía Francisco (cfr. p. 414; v. también el cuadro que hizo de la invasión de los hermanos laicos, en el tratado del Prelado). 202

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