BCCCAP00000000000000000000748

La novena culpa fue que, habiendo sabido que se proyectaba esta reunión de los ministros para deponer– lo, expidió "obediencias" a todos los hermanos laicos más robustos que consideraba como sus amigos, para que hicieran de todo a fin de no faltar al Capítulo. Esperab'.:t, en realidad, tener una buena defensa en sus garrotes. Pero el hermano Arnolfo lo supo e hizo ordenar, con la autoridad del papa Gregario, que vinieran al Capítulo general solamente los hermanos que tenían el derecho y el deber en base a la Regla, con compañeros idóneos y prudentes, e hizo anular todas las obediencias dirigidas a los laicos por el hermano Elías. El mismo Papa intervino en el Capítulo y escuchó el parecer de los hermanos acerca de la destitución de Elías y la elección del hermano Alberto de Pii!.ia como su sucesor en el generalato. En aquel Capítulo se redactaron también una gran multitud de constituciones, pero más bien en forma desordenada. Más tarde las ordenó el hermano Buena– ventura, ministro general, y le agregó poco de su parte, pero determinó en algún punto las penitencias. En ese mismo año hubo un grandísimo eclipse de sol, como lo observé con mis propios ojos (pp. 232-233) 38 • 30. Obstinación del hermano Elías La décima culpa del hermano Elías fue que, decla– rado invalidado, no tomó la cosa con humildad y pa– ciencia, sino que en todo fue partidario del emperador Federico, que había sido excomulgado por Gregario IX, 38 Para otras noticias sobre este Capítulo para deponer al hermano Elías, cfr. Eccleston, nn. 77-83, y Jordán, nn. 61-66. 198

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz