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de la escritura: A uno humilla y a otro ensalza (Sal 74,8). Y esto sucedió el año siguiente, como diremos, cuando fue relevado del oficio en el Capítulo general celebrado en presencia del papa Gregario IX. Y bien se lo mere– cía, debido a las muchas culpas que cometió. Pero co– mencemos por aquella ofensa que se ha dicho (pp. 136- _139) . . . .El hermano Elías tenía además la costumbre de hablar utilizando proverbios 30 • Cuando el podestá le pre– guntó adonde iba y qué hacía respondió que estaba atraí– do e impelido a un mismo tiempo: atraído por el empe– rador e impelido por el Papa que lo enviaba. Lo que equivalía a decir que iba de un amigo a otro. L3, respues– ta fue considerada muy sabia por los oyentes (p. 140). 23. Aceptación de personas inútiles La segunda culpa del hermano Elías fue que admi– tió en la Orden a muchas personas inútiles. Yo viví dos ·año,g en el convento de Siena y allí había 25 hermanos laicos; estuve en Pisa 4 años y allá había unos 30. Pero ·tal vez el Señor quiso esto por muchas razones 31 • 30 Mientras tanto ha pintado la espléndida cena de aquella .tarde, en la que estaban presentes el hermano Elías y otros her– manos, el podestá y los caballe_ros citados, grac1as a ia generosi– ·dad del señor Tancredi Pelavicini que envió a un campesino con .una cantidad de pollos en bandolera. Allí insertó un lamento so– bre futuras cenas solamente a base de coles. Muchas otras pá– ginas nos lo revelan como un buen gustador tanto en el comer como en el beber. 31 Salimbene no está muy en la línea de una Orden mino– rítica tal como lo fue en sus comienzos; acepta y participa ple– namente de su evolución hacia la clericalización y d desarrollo de la ciencia y la actividad pastoral; sin embargo, trata de expli– carse aquí el primer momento franciscano; pero tal explicación .la transformará en condenación del hermano Elías, declarando perversas sus intenciones. 189

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