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En cambio, el bienaventurado Francisco vivió en su Orden 20 años completos, y su cuerpo es tenido en gran veneración en Asís, donde está sepultado. Murió en el año 1226, el 4 de octubre, sábado al atardecer, y fue se– pultado el domingo. La canonización del bienaventura– do Francisco fue llevada a cabo por el papa Gregario IX, el 16 de julio del año 1228, y la traslación de su cuerpo se hizo el 25 de mayo de 1230. El bienaventurado Do– mingo murió antes, en 1221, el 6 de agosto, siendo pap:::i Honorio III. Dice aún el abad Joaquín, a propósito de estas dos Ordenes, que habían sido prefiguradas en Bernabé y Pa– blo, como también en los dos testigos del capítulo XI del Apocalipsis. Y muchas otras cosas parecidas (pp. 29-30). 19. Ambas Ordenes, a saber, la de los hermanos me– nores y la de los predicadores 2 6, que llevan una vida santa y están en posesión de la doctrina, están destina– das a llevar consigo la iniquidad que pesa sobre el san– tuario, como dice el Señor, en el libro de los Números, 18: Tú, tus hijos y la casa de tu padre contigo, cargarán con las faltas cometidas contra el santuario... (Nm 18,1-3). Como se ha dicho aquí, es claro que ambas Ordenes deben tener sirvientes, que no se pongan a la par de los 26 Mientras narra en largas páginas despreciativas, llenas de hechos y de referencias bíbiicas, la historia de la Orden de les Apóstoles de Gerardino Segalello, encuentra la manera de delinear, _por contraste, la vida de los hermanos menores y de los predicadores.

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