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bía pedido; lo mismo sucedió al muy santo hermano Gil de Perusa, que había pedido precisamente a Dios que no realizara ningún milagro por su intermedio. . . Este her– mano Gil, cuarto hermano ... , fue sepultado en un arca de piedra en la iglesia de los hermanos en Perusa. El hermano León, que fue uno de los tres compañeros par– ticulares de san Francisco, escribió una buena vida so– bre él (p. 810). III LA ORDEN DE LOS HERMANOS MENORES A) Prefiguraciones según el abad Joaquín 17. En estos años (del pontificado de Inocencio III), aparecieron dos Ordenes, una la de los hermanos menores, otra la de los hermanos predicadores 24 • De ellas había profetizado el abad Joaquín de Fiore, interpretando muchas figuras de gran evidencia conte– nidas tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento: la del cuervo y la paloma, porque uno era completamen– te negro y la otra de varios colores; la de los dos ángeles enviados en la tarde para destruir Sodoma; la de Esaú y Jacob, Manasés y Efraím, Moisés y Aarón, Caleb y Jo– sué, los dos exploradores enviados por Josué a Jericó, Elías y Elíseo, Juan Bautista y Jesús en cuanto hom– bre, los dos discípulos de Emaús, Pedro y Juan que co– rren juntos al sepulcro y juntos también suben al tem– plo hacia la hora nona ... (pp. 28-29). 2 4 Salimbene filtra la misión de las dos Ordenes mendican– tes a través de las profecías del abti.d Joaquín de Fiare. 183

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