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bre (Ap 1,13). Omito decir aquí en qué cosas ha sido semejante a Cristo porque ya lo he escrito en otra parte ió (pp. 281-282). 11. Visita al Alvernia El eremitorio del Alvernia se encuentra en Toscana, en la parte montañosa de la diócesis de Arezzo. Ahí tu– vo el bienaventurado Francisco la visión del Serafín que le imprimió las llagas a semejanza del Señor nuestro Je– sucristo. Pasaba otra vez por aquel lugar, regresando de Asís, adonde había ido en peregrinación . . . He notado que allá arriba, cuando los hermanos hacen la conmemo– ración de san Francisco, siempre rezan en Maitines la antífona "O martyr desiderio" y en Vísperas aquella otra "Coelorum candor", porque en estas dos antífonas se menciona la aparición del Serafín. Y siempre, al comien– zo y al final de estas dos antífonas, los hermanos se arro– dillan (pp. 808-809). 12. La canonización En el año 1228, el 16 de julio, el papa Gregario ins– cribió en el catálogo de los Santos y canonizó al biena– venturado Francisco. El mismo papa canonizó a la bienaventurada Isabel, hija del rey de Hungría y esposa del landgrave de Turingia, la cual, entre otros innume– rables milagros, resucitó a 16 muertos y dio la vista a un ciego de nacimiento. De su cuerpo se ve manar toda– vía hoy una especie de aceite. Esta Santa, después de la muerte de su marido, vivió bajo la obediencia de los 16 El único momento en el que se explaya al hablar de Fran– cisco en las páginas precedentes de la Crónica es en el tratado "Del Prelado" (pp. 142-144). que referimos más adelante (aquí, n. 23), en un contexto contradictorio con el espíritu de Francisco. 178

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