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de todo elogio, creciendo cada día en el minis– terio de la predicación como también maravi– llosamente en la contemplación. Murió en Sou– thampton, delante del altar a la hora de Nona, abrazando y besando el crucifijo. Sucedió des– pués que un hermano llamado Juan, muerto hacía mucho tiempo, se apareció en Salisbury al hermano Simón de Wimbourne y le reveló que estaba bien y que el hermano Garino ha– bía estado poco tiempo en el Purgatorio, y ha– bía subido hacia el Señor Jesús. 126. La provincia de Inglaterra se había elevado a tal altura de perfección que el hermano Juan de Parma, Ministro general, mientras estaba en Inglaterra, repetía con frecuencia: "¡Cuánto quisiera que esta provmcia fuera colocada en el centro del mundo para que sirvie- ra de ejemplo a todos!" Este mismo ministro general celebró el Capítulo provincial de Inglaterra en Oxford, y en él confirmó las constituciones provinciales concer– nientes a la sobriedad y pobreza de los oficios. Habiendo dado a los hermanos la libertad de escoger entre confir– mar o remover al ministro provincial, éstos pidieron la confirmación por unanimidad. 127. Este hermano Guillermo 77 contó que cuando el obispo de Lincoln, de santa memoria, enseñaba a los hermanos menores en Oxford, predicó un día en el Ca– pítulo, conventual sobre la pobreza, declarando que en la escala de la pobreza el peldaño más próximo al cielo era el de la mendicidad; pero después dijo co.nfidenchil- 77 . Hermano Guillermo de Nottingham, el ministro provin– cial de quien se habla escasamente. 161

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