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gotable, poder gozar de la confianza de tales hombres, ser reconfortados durante el peregri– naje terrestre con el especial afecto de tan emi– nentes personas, ser custodiados por el favor de hombres tan renombrados! 65 • 117. Después de aquel sermón se acercaron a visi– tar al Papa los nuevos caballeros, y él le puso a cada uno una guirnalda de flores. De este acontecimiento se originó la costumbre de que todos aquellos que debían ser hechos caballeros recibían las armas en esta fecha. En esta ocasión, el Papa celebró la Misa fuera de la igle– sia, sobre una mesa, al aire libre, porque no podía ha– cerlo dentro de la iglesia a causa de la grandísima mul– titud. 118. El hermano Pedro de Tewkesbury, ministro de Alemania, con la ayuda de la gracia de Dios, defendió la causa de la Orden contra el Rey, el legado y varios falsos hermanos, y lo hizo con tanta maestría que la fama de su acción se difundió por muchas provincias y su celo por la verdad se demostró invencible. El hermano Pedro mereció el afecto especial del obispo de Lincoln 66 y con frecuencia recibió de él, en secreto, sabios consejos. En efecto, le dijo un día, que si los hermanos no cultivaban los estudios y no se ocu– paban de estudiar con ardor la ley divina, seguramente nos sucedería también a nosotros lo que sucedió a otras 65 Este pasaje no es recogido en la edición de Quaracchi. 66 Roberto Grossatesta. Tomás se explaya en episodios de la vida de Grossatesta, que podrían ser justamente las confidencias hechas al hermano Pedro. 154

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