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en el cumplimiento de oficios gravosos, mostró en su muerte signos tan evidentes de salvación, que nadie de– bería ponerla en duda. El hermano Esteban de Belassise, primero guardián de Lynn, después custodio de Hereford, fue un hombre de tal dulzura y de tanta perfección que mostraba has– ta con lágrimas el celo de su corazón cuando veía rela– jarse la austeridad de la Orden. Debido a su gran deseo de quietud, obtuvo ser eximido de todos los cargos, y el resultado fue una vida santa, y finalmente, la vida eterna (Rm 6,22). El hermano Guillermo Cook, hombre de fuerza ex– cepcional, consumió casi todo su vigor en los trabajos iniciales en la custodia de Londres y en otras labores; pasó después de la vida activa a la vida contemplativa y, rico de buenas obras, murió en paz. 115. El hermano Agustín, hermano carnal del her– mano Guillermo de Nottingham, de buena memoria, fue al principio familiar del papa Inocencia IV, después partió para Siria junto al Patriarca de Antioquía, sobri– no del Papa, y más tarde llegó a ser obispo de Laodicea. Este contó, delante de todos, en el convento de Londres; que había estado en Asís para la fiesta de san Francis– co en la que también participaba el papa Gregario, y cuando el Papa avanzó para predicar, los hermanos can– taron la antífona: "Hunc sanctus praeelegerat in patrem", y el Papa sonrió 64 • En dicho sermón, el Papa 64 Es la antífona III de las primeras vísperas del oficio de san Fra12cisco compuesto por Julián de Spira: "A este (es decir, Gregorio IX) san Francisco lo había escogido como padre cuan– do desempeñaba cargos menos importantes en la Iglesia" (cfr. AF, X, p. 375). 152
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