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101. El hermano Walter de Reygate decía que a un hermano de la provincia de san Francisco se le había revelado que los demonios celebraban cada año un concilio contra la Orden y que habían encontrado tres caminos para dañarlos: la familiaridad con las mujeres, la admisión de personas inútiles y el manejo de dinero. 102. El ministro provincial, hermano Alberto, solía decir a su compañero, el hermano Ognibene, cuando visitaban a algún amigo espiritual: "Come, come, ahora lo podemos hacer sin pe– ligro". Pero se cuidaba mucho de frecuentar a los seglares. 103. En aquellos días sucedió que dos hermanos muy conocidos llegaron a la casa de un dueño de tierras, quien los recibió con honores y les sir– vió alimentos en abundancia. Mientras estaban a la mesa, se les unió el rector de la iglesia quien les reconvino porque no habían ido a visi– tarlo; e insistiendo en exhortarles a comer los platos de carne, pero sin lograr doblegar su so– briedad, airado, dijo: "Coman, coman; porque el frío mata sus cuerpos así como la gula nues– tras almas"; y, levantándose, se fue. 104. En la celebración del oficio divino, el herma– no Alberto se mostró siempre devotísimo y evitaba las distracciones de la mente cerrando los ojos. En la com– pañía de los hermanos se ganó su afecto con su joviali– dad y amabilidad. 145

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